Capitulo 23
***
Desgraciadamente, Yvonne no pudo ir a cenar con Karloi
esa noche.
Yvonne, que estuvo acostada en el dormitorio un rato
después del almuerzo, tenÃa fiebre en todo el cuerpo y tuvo que llamar al
médico, Marlon.
La causa fue una flor enviada por Karloi.
Fue porque Lady Anssen lo llevó al armario del dormitorio
sin saber que también habÃa flores de Rituna.
"¡No sabÃa que Su Majestad no podÃa acercarse a
Rituna! ¡Dios mÃo! ¡Ha pasado más de un año desde que la servÃ!"
Lady Anssen le hizo un puchero a Mary Ann, que estaba
enojada en el dormitorio donde Yvonne yacÃa en su cama.
"Quiero decir, no lo vi".
"¡No tiene sentido no ver flores tan
coloridas!"
"Incluso si las flores blancas son llamativas, son
blancas, bueno... ¡Incluso la señora principal de la corte lo sabÃa hace un
momento!"
Como hermana menor del conde Anssen, fue la primera en el
imperio en estar orgullosa. No parecÃa sentir ni el más mÃnimo arrepentimiento
por Yvonne, que se estaba muriendo.
"Rituna no era la única que sobresalÃa, ¿cómo podÃa
saber que habÃa una allÃ? A primera vista, no lo sabÃa. Fue traÃda tal como
está... Y si la hubiera visto, lo habrÃa sacado. ¡Pensé que era una
armonÃa!"
"¿Eres un idiota que no puede distinguir entre
flores Rituna y armonÃa, ahora mismo?"
El médico Marlon logró detener a Mary Ann, que hablaba
cada vez más.
"¡Su Majestad necesita descansar, asà que no hay
nada bueno en alzar la voz junto a ella!"
La disuasión de Lady Anssen al médico enfureció aún más a
Mary Ann al dirigirle una mirada de "cállate".
"Por cierto, ¿no sabe el Emperador que Su Majestad
no puede acercarse a Rituna? El Duque de Delua tiene los mismos sÃntomas, asÃ
que deberÃa saberlo".
"¿Cómo sabrÃa él si no estaba interesado en Su
Majestad?"
"No, no importa lo desinteresado que sea, no importa
lo cerca que esté, ¿cómo es posible que ni siquiera sepa estas cosas? Después
de tomar veneno, ella está en mal estado, ¿y qué pasa si pasa algo
grande?"
"Eso es lo que quiero decir. ¿Cómo puedo saber que
Su Majestad, el Emperador, estaba tan decidido y lo hizo invisible? ¡Eso es
todo!"
Lady Anssen, que interrumpÃa como si respondiera, de
repente exclamó sola.
"Oh, Dios mÃo. ¿No es eso lo que es? ¿No envió
realmente el Emperador a las flores Rituna a propósito para hacer algo con Su
Majestad?"
La temible teorÃa de la conspiración de la dama de la
corte de que el Emperador estaba tratando de dañar a la Emperatriz fue detenida
ligeramente por los gritos de Mary Ann.
"¡Todos, salgan de aquÃ! ¡Se los digo, ya no puedo
escucharlos!"
Finalmente, Mary Ann echó a la Señorita Anssen, que
provocó todo este alboroto, que salió del dormitorio sin solucionar nada.
Cuando se escucharon los débiles gemidos de Yvonne desde
el tranquilo dormitorio, Mary Ann, que tenÃa mala expresión, rápidamente se
derritio y se convirtió en una figura llorosa.
"Su Majestad... Ignore a Lady Anssen. El Emperador
no harÃa eso".
"...Yo también lo creo. Tal vez él simplemente no
sabe nada sobre mÃ. No le importa".
Yvonne murmuró en voz baja. Mientras le dolÃa el cuerpo,
la fatiga se apoderó de ella.
Deseó que Karloi nunca lo supiera. Karloi la odiarÃa aún
más si descubriera que incluso en algo asà se parece a un duque. Yvonne se
mordió el labio, asfixiándose sólo de pensarlo.
"Lady Ruen, ¿le ha dicho a Su Majestad que no puedo
cenar con él esta noche?"
"SÃ, Su Majestad. Le dije que no puede ir porque de
repente se enfermó... No sabÃa que era por culpa de las Rituna, asà que solo
dije que estaba enfermo. ¿Le gustarÃa que se lo dijera? ¿Que fue por culpa de
las flores Rituna incluso ahora?"
"¿Qué diablos es eso? Parece que no lo culpas por
nada."
"Oh, no es asÃ..."
Lady Ruen se turnó para mirar a Yvonne y Mary Ann y
volvió a abrir la boca con cuidado. Lady Ruen, a diferencia de Anssen, era una
persona que pensaba antes de hablar.
"Bueno, él no parece creer..."
Mary Ann, que se sintió frustrada porque Ruen seguÃa
desdibujando, presionó y preguntó.
"¿Qué quieres decir con que no cree?"
“Que debe ser porque la Emperatriz no quiere comer con él…
creo que cree que…”
"¿Qué? ¡Tengo que ir y decÃrselo ahora mismo! ¡¿Cómo
pudo decir eso?! ¡Incluso si no fuera por las Rituna, Su Majestad acaba de ser
envenenada!"
Mary Ann resopló, pero Yvonne sacudió la cabeza en
silencio.
"Mary Ann, ya es suficiente. No te preocupes.
Entonces, Lady Ruen, ¿qué decidiste hacer?"
"Dije que vendrÃas mañana por la noche".
"Está bien. Puedes irte."
Incluso después de que Ruen salió del dormitorio, Mary
Ann no pudo resolver su enojo.
"¿Acepto que el enfermo volviera mañana?"
"Él no lo cree... Y de hecho, no es que esté
gravemente enferma. Me mejoraré en unas horas".
Frustrada por la actitud indiferente de Yvonne, Mary Ann
finalmente cerró la boca. En cambio, Marlon, que estaba terminando el
tratamiento, abrió la boca.
"La fiebre desaparecerá pronto, asà que está bien.
Pero gracias a las flores Rituna, la cicatriz se volvió visible otra vez...
Tomará un tiempo hasta que desaparezca".
Las cicatrices de su cuerpo eran tan horrendas y
aburridas como los recuerdos que quedaban en su cabeza. Mientras sus recuerdos
sean olvidados, volverán, y cuando desaparezcan, volverán a surgir.
"Se habrá ido mañana por la tarde, pero tendrás que
taparlo por si acaso".
Mary Ann, que estaba mirando la cicatriz claramente
dejada en su brazo blanco, finalmente giró la cabeza primero.
Yvonne cerró los ojos ante un creciente dolor de cabeza y
asintió levemente.
Cuando Mary Ann y Marlon, que habÃan terminado el
tratamiento, salieron juntos del dormitorio, Yvonne se quedó sola. Estaba
acostumbrada a llorar, pero al mismo tiempo se mostraba reacia. Tal vez sea
porque su cuerpo está débil porque está enferma.
Cada vez que le dolÃa la piel, le dolÃa un lado del
pecho.
QuerÃa suicidarse porque se parecÃa al duque, pensó que
morirÃa porque tenÃa tantas ganas de ver a Denise y se volvió loca porque
Karloi la odiaba.
Ese dÃa, un niño apareció en su sueño. En el sueño, Kal
le llevaba a Yvonne una flor blanca que florecÃa al costado del camino,
sonriendo afectuosamente sin reÃrse de ella.
DeberÃa estar encantada, pero, por extraño que parezca,
las lágrimas cayeron en sus sueños.
***
Como habÃa dicho el médico Marlon, la fiebre realmente
desapareció al amanecer. Sin embargo, eso no significaba que también hubiera
recuperado la energÃa que perdió cuando cogió la fiebre. De todos modos, le
bastó con aceptar la invitación a cenar.
Las doncellas de Yvonne se apresuraron hasta el anexo del
palacio principal.
La Reina suele ir y venir cuando se aburre, pero ayer no.
Como Yvonne no pudo asistir a la cena, el Emperador y la Reina fueron y pasaron
un buen rato.
La propia Yvonne no parecÃa tener otras ideas, pero las
doncellas parecÃan orgullosas de que su Emperatriz finalmente recibiera una
invitación a cenar del propio Emperador.
Por otro lado, Karloi no pudo ocultar su enfado. HabÃa
decidido intentar acercarse a ella, pero fue sólo por la práctica problemática.
Además, también le molesta pensar que la cena fue cancelada ayer cuando él
mismo fue quien la pidió.
Mientras estaba sentado con expresión aburrida, Karloi
vio venir a Yvonne, con la comisura de la boca ligeramente levantada. Fue de buen
nivel decir que fue una sonrisa. Sin embargo, incluso con esa expresión facial,
Yvonne también tenÃa el ceño fruncido.
"Dijiste que no te sentÃas bien ayer."
"Está bien ahora. "
"Supongo que aún no te has curado completamente del
veneno".
"No, es sólo que... no me sentÃa bien..."
Karloi se molestó cuando de repente le vino a la mente el
duque, que habÃa estado atormentando a la gente más de doce veces al dÃa,
diciendo que su hija estaba débil. Apartó incluso la sonrisa que se habÃa visto
obligado a esbozar y respondió de manera formal.
"Aun asÃ, ver lo saludable que caminas me
tranquiliza, emperatriz".
"¿Es eso asÃ?"
"¿Sientes pena entonces?"
Ante la seca respuesta de Yvonne, Karloi habitualmente la
afiló inconscientemente. Y cuando se dio cuenta de lo que acababa de decir, un
"Ups..." salió de su boca.
Yvonne sonrió como si ya lo hubiera visto venir. Una vez
más, no era natural ya que al mismo tiempo parecÃa estropeado. Karloi recuperó
su expresión.
"No es que la Emperatriz no sepa por qué estoy
triste, pero estoy genuinamente preocupado".
"...Me dijeron que gracias al antÃdoto de Su
Majestad sobrevivà al veneno. Gracias".
"Sentémonos y hablemos".
Yvonne, que intentaba sentarse en la silla preparada, se
detuvo al ver los adornos sobre la mesa. Mary Ann y las otras doncellas
hicieron lo mismo.
Muchas flores de Rituna adornaban la mesa. Lady Anssen
vio esto y le susurró algo a Lady Ruen.
"Mira, tengo razón. Lo habÃa hecho a
propósito".
Un susurro que fue escuchado incluso por Yvonne y Mary
Ann.
Karloi miró fijamente a la emperatriz y a sus sirvientas,
que estaban lejos, sin sentarse.
Mary Ann, que se habÃa dado cuenta, salió.
"Bueno, Su Majestad... Para Su Majestad la
Emperatriz, si se acerca a las flores de Rituna, le provocará envenenamiento en
la piel...”
"Ah."
Karloi exclamo brevemente con cara de confusión. Y
entonces, de repente, se dio cuenta de que no sabÃa nada sobre su esposa. Pero
entonces, apareció la familiar molestia en su rostro.
Si ella era la hija del Duque, es muy probable que
heredara tal rasgo, pero él se mostraba medio patético con ella por no pensar
en ello, y medio molesto porque ella se parecÃa en todo, aparte de parecerse en
apariencia el uno al otro.
Los ojos de Karloi, llenos de sutil molestia, tocaron a
Yvonne. En ese momento, parecÃa que Karloi captó algo en los ojos de la
Emperatriz, a quien tanto odiaba.
Si tuviera algún interés en Yvonne, habrÃa sabido que
eran los ojos de una mujer herida. Pero Karloi simplemente se sentÃa incómodo.
"Adelante, deshazte de las flores".
Por orden de Karloi, los asistentes retiraron todos los
adornos de la mesa. Mientras se reemplazaban los adornos de la mesa, hubo un
silencio incómodo entre la pareja.
"Lo siento. No lo sabÃa."
"SÃ."
Hubo silencio nuevamente ante la disculpa de Karloi y la
respuesta de Yvonne, que no contenÃa ninguna sinceridad.
Afortunadamente, los aperitivos salieron muy rápido y el
ruido oscureció un poco el silencio. La mesa estaba cubierta de diversas
frutas, verduras y sopas.
Yvonne miró la mesa y reprimió un suspiro. Todos los
aperitivos, excepto la sopa, llevaban melocotones. Se preguntaba si deberÃa
fingir que se come la sopa.
Yvonne se quedó quieta después de que Karloi comenzara a
darle un mordisco.
‘Ella no estaba protestando, pero ¿por qué sigue sin
moverse cuando la comida ya está frente a ella?’
Karloi, que tragó lo que habÃa comido, preguntó molesto.
"¿Hay algo que guardes en tu corazón?"
Una vez más, Yvonne simplemente hizo un gesto para
impedir que Mary Ann intentara dar un paso adelante.
"Su Majestad. Si tiene la intención de acosarme,
utilice otro método".
El discurso tranquilo de Yvonne no parecÃa una crÃtica
porque no se podÃa escuchar ninguna emoción o acento en él.
Karloi frunció el ceño.
"¿Qué tonterÃa es esa? Si hay algo que no te gusta
del Emperador, simplemente dilo".
"Qué soy yo..."
"¿Por qué hiciste eso ayer de repente?"
"Ayer..."
Yvonne dejó de hablar y respiró hondo. Ni siquiera habÃan
pasado uno o dos dÃas cuando vio por última vez el rostro frÃo de Karloi, pero,
extrañamente, hoy era más frustrante.
"...Su Majestad me habÃa enviado flores."
"¿Y qué pasa con eso?"
Ella ya lo esperaba. Las flores que recibió no fueron
recogidas ni enviadas por el propio Emperador. Porque si ese fuera el caso, se
habrÃa dado cuenta de inmediato del motivo, cuando ella habló de las flores
Rituna.
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