Capitulo 12
En lugar de responder, Raphael
puso las manos en los apoyabrazos de la silla en la que estaba sentada
Annette. Annette, ahora, no pudo levantarse o huir. Raphael pareció
sentirse mejor cuando bloqueó todas sus rutas de escape, antes de interrogarla.
La hermosa cara que tenÃa ante ella era aterradora, mientras la
miraba frÃamente. Aún enojado, Raphael le preguntó de la nada.
“¿Qué más estás
tratando de hacer llamando al practicante? ¿Está planeando falsificar un
certificado médico para esto? Eso es un movimiento astuto, bávaro. No
es tan fácil hacer eso".
Si fuera la anterior Annette, se habrÃa sentido muy humillada
por esto. Y ella habrÃa respondido con él para devolverle la misma
miseria. Pero la Annette actual no era asÃ. Abrió la boca y dijo con
calma:
“No es asÃ, Raphael. Como
dije ayer, si realmente no me cree, entonces puedo demostrar mi inocencia a
través del poder de la medicina. Si cree que falsificaré un certificado
médico para esto, puede llamar a un médico de su confianza".
“¿De verdad lo
dices en serio cuando dices que quieres hacerte la prueba? Ja, ¿una
persona como tú que ha vivido su vida como una flor en un invernadero, pasarÃa
por un examen tan vergonzoso? ¿Te enrollarÃas la falda y abrirÃas las
piernas para otro hombre? Ni siquiera los perros creerán esta mierda".
Annette, que escuchó el sarcasmo de Raphael, estaba un poco
frustrada. ¿Qué diablos se suponÃa que debÃa hacer? No creÃa lo que
ella decÃa y ahora que dijo que verÃa a un practicante, todavÃa dudaba de
ella. Annette sabÃa que era un hombre con serios problemas de
confianza. Pero su comportamiento se estaba poniendo realmente enfermo.
Al parecer, Raphael pensó que iba a ver a un médico. Ella
era su esposa y él no podÃa tolerar la sola idea de que ella abriera las
piernas frente a otro hombre. Por eso corrió a la habitación para
detenerla. Annette, que tenÃa un marido con problemas de ira, luchó y
sufrió. No sabÃa si sentirse impresionada por esto o no.
Raphael era una bestia brutal, pero nunca la lastimó. Al
menos fÃsicamente. Quizás por eso no lo odiaba o no le temÃa como
antes. No estaba tan mal. Como iban a vivir de nuevo en esta
relación, no querÃa repetir la vida anterior. Asà que pensó que estaba
bien domesticarlo un poco.
Annette decidida gritó su nombre en voz baja.
"Raphael"
Ella lo miró a los ojos y lentamente le rodeó el cuello con los
brazos. Raphael no se soltó de su abrazo, sino que siguió mirándola con
escepticismo, preguntándose qué estaba tratando de hacer. Annette
parpadeó, lo miró y sonrió suavemente. Luego bajó los ojos y susurró
tÃmidamente.
"Si no quieres
que vea a un practicante... entonces ¿qué tal si lo revisas tú mismo?"
La ira ardiente en los ojos de Raphael, se disipó al escuchar
sus palabras y ahora fue reemplazada por sorpresa. ParecÃa como si no
pudiera creer lo que acababa de escuchar. Trató de abrir la boca para
decirle algo a Annette, pero no salió nada de su boca. Estaba tan
sorprendido por las atrevidas palabras de Annette.
De hecho, la propia Annette estaba un poco sorprendida por su
propia audacia. Originalmente era una mujer conservadora con gran
integridad. Sin embargo, cuando vio el rostro avergonzado de Raphael, no
le pareció tan malo. Lentamente levantó los ojos y le susurró.
“Somos pareja,
¿no? Entonces puedes comprobarlo. Subiré mi falda y abriré mis
piernas para que lo veas. Puedes verlo directamente con tus ojos….."
Desafortunadamente, Annette no pudo terminar sus
palabras. Todo fue porque Raphael de repente se inclinó y la
sostuvo. El dormitorio de Annette estaba a solo unos pasos. Abrió la
puerta con brusquedad y se dirigió directamente a la cama.
"¡Ahhh!"
Annette, acostada en la cama, lo miró con los ojos bien
abiertos. Pero Raphael no la miró porque estaba ocupado quitándose la
ropa. Se quitó la camisa de la parte superior del cuerpo y se bajó los
pantalones. Tan pronto como sus manos le quitaron el trasero, su pene
salió, ya rÃgido y duro, en todo su esplendor.
Con un rostro inexpresivo, Raphael se acercó a ella. Cuando
su gran sombra se cernió sobre su cabeza, Annette estaba un poco asustada
porque podÃa adivinar lo que estaba por venir. La primera vez de su vida
anterior fue terriblemente dolorosa y temÃa que volviera a suceder esta vez.
Sin hacer contacto visual con ella, inmediatamente comenzó a
quitarle la ropa. La mano, que al principio trataba de tener cuidado, de
repente se impacientó. Un crujido salió de las costuras de su ropa debido
a sus movimientos bruscos. Annette, sorprendida por el sonido, lloró
inconscientemente y abrazó su cuello con fuerza.
"Raphael..."
“¿Por qué, no me
pediste que lo comprobara por mà mismo? No querrás pedirme que lo deje
ahora, ¿verdad?”
Raphael preguntó sarcásticamente y luego le quitó la ropa
interior. Ahora Annette estaba completamente desnuda sin nada. A este
paso, podrÃa ser tan terrible como lo fue en su vida anterior.
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