Capitulo 3: La excusa de mi ex amante.
"¿Dónde escuché este nombre familiar? Has visto el apellido en la invitación de boda, ¿no es asÃ? Aini Tour de la Daga. SÃ, definitivamente recuerdo haber visto ese nombre en la invitación. Es el nombre de la mujer que se casara con Haizens. ¿La familia de la futura esposa apoyó al prÃncipe Heum?"
- Necesitaba el poder del Duque para reprimir al prÃncipe Heum, asà que traté de ganarme su favor. Me pidió que hiciera a su única hija, Aini Tour de la Daga, Emperatriz.
- ...
Latille guardó silencio mientras examinaba las expresiones de Haizens; se veÃa miserable. Las innumerables y ricas expresiones que siempre habÃa admirado se inclinaban hacia la tristeza esta vez.
- Latille.
Haizens dio un paso adelante y la abrazó. La calidez no era diferente a la de antes, solo más triste.
- Busco tu perdón, lo siento.
- … No pidas perdón. Es natural que te elijas a ti mismo antes que a mÃ. Siempre supe que tu orgullo precedió a nuestro amor, asà que no te culparé por esto. Cualquiera se pondrÃa a sà mismo en primer lugar sobre los demás.
Haizens miró a Latille con ojos temblorosos; parece que su franco discurso le llegó. Ella pisoteó ferozmente su pie mientras él estaba distraÃdo.
- Ay.
Haizens gritó de dolor y rápidamente se apartó de los pies. Latille lo miró sintiéndose un poco arrepentido. "En momentos como estos, necesitas tacones. Es una lástima que haya usado zapatos cómodos para el viaje; ¡DeberÃa haberme cambiado en la puerta!"
- No empieces a sentirte conmovido. El hecho de que no te culpe no significa que no esté enojado. Es asunto tuyo, asà que no me importa.
Haizens la miró angustiado.
- Latille ... por favor, no hables asÃ.
Él habló desesperadamente. La voz y la expresión de Latille permanecieron frÃas, por lo que le dolió.
- ¿No hables asÃ? No quiero escucharlo. ¿Qué se suponÃa que debÃa hacer en esta situación? Ni siquiera pudiste escribir una vez porque estabas en guerra, asà que no te molestes en poner excusas. PodrÃas habérmelo dicho después de la guerra. ¿Por qué tengo que recibir noticias de su boda a través de un enviado?
- Latille, todavÃa no sabemos quién más está del lado del prÃncipe Heum. Puede que hayamos ganado, pero todavÃa estamos en una posición inestable.
- ¡!
- Y también el Duque. No sé nada más, pero no me dejará traicionar a su hija. Sigo sin saber quién es el espÃa, por eso no pude escribir una carta.
- Vamos a separarnos, asà que ¿por qué te molestas en decÃrmelo? Si un espÃa se entera, ¿no ayudarÃa a los partidarios del prÃncipe Heum?
- ...
- ¿Y el Duque?
Haizens miró a Latille con ojos tristes.
"No importa lo que digas, te amo."
Latille lo apartó.
"Me gustó su aroma familiar y su piel suave, pero este es el final. Ahora es este tipo de persona, alguien que hace a un lado a los demás. Afortunadamente, no parecÃa que estuviera llorando. Latille abrÃa y cerraba los puños repetidamente."
- SÃ, sabÃa que solo ibas a soltar un montón de excusas ... Me voy. No me crea cuando le digo que viva bien incluso como lÃder de la delegación porque son palabras vacÃas sin sentido.
Latille se volvió sobre sus pasos y comenzó a alejarse hasta que Haizens la agarró por la muñeca.
- Latille, por favor ... no pronuncies palabras tan dolorosas en mi presencia. No te llamé para que nos separaramos.
- Bueno, entonces, ¿pedir disculpas?
- Te quiero.
"¿Qué está diciendo este tipo ahora?"
Sus ojos se abrieron ante la desesperada declaración de amor de Haizens.
- ¿Amor?
- Latille, eres el único que amo, asà que cinco años; por favor espérame cinco años.
- ¿Qué?
Latille lo miró con una falsa sonrisa.
- ¿Cambiarán las cosas si espero cinco años?
"Le pregunté sarcásticamente, pero Haizens estuvo firmemente de acuerdo."
- En cinco años, podemos vencer al Duque y deshacernos del resto de los partidarios de Heum y luego puedo allanar un camino sólido para lograr mi objetivo de establecer una monarquÃa completa.
Pero ese firme juramento aún no logró cambiar la opinión de Latille; ella solo replicó con sarcasmo.
- ¿Y qu? ¿Qué gano exactamente con esperar cinco años? Ahora que hay una lucha continua por el Trono, tendrás que seleccionar estratégicamente concubinas para sentar las bases, entonces, ¿cómo me beneficiaré de esto?
- Nunca me acostaré con una concubina, y si quieres, eso también se aplicará a Aini. Si quieres, incluso puedo hacer un juramento en el templo sagrado. OlvÃdate de dormir con ellos, ni siquiera tocaré sus dedos. Luego, cinco años después, lo resolveré.
Esta vez, Latille estaba un poco conmocionado. Ella no pudo responder de inmediato y simplemente lo miró. Hacer un juramento en el templo sagrado es algo que debe tomarse en serio, ya que uno puede ser castigado por hacer juramentos falsos. Dios odia las mentiras.
Por ahora, no está mintiendo.
Incluso entonces, hubo muchas cosas que dijo que no tenÃan sentido. Latille suspiró mientras los señalaba todos uno por uno.
- OlvÃdate de las concubinas, ¿qué hay de divorciarte de la Emperatriz?" Se dice que Duque de la Daga tiene un gran poder, por lo que si se convierten en la familia que ha criado a la Emperatriz, su poder será aún mayor. ¿EstarÃa dispuesta una familia asà a barrer todo bajo la alfombra solo porque la depusiste después de cinco años? ¿SerÃa lo suficientemente débil como para ser empujada fácilmente del asiento de la Emperatriz?
Pero esta vez, Haizens respondió con firmeza una vez más.
- Suficiente.
- ¿Es orgullo o vanidad?
- Latille, por favor. Eres el único en mi corazón, el único con el que querrÃa estar en el futuro. Quiero que los dos formemos una familia, ¿sabes?
Estúpidamente, Latille no pudo responderle de inmediato. Fue difÃcil resistir los gritos del hombre que alguna vez amaste.
"¿Cuánto tiempo he estado orando por este hombre? Este chico solo se ha amado a sà mismo."
- … No.
Simplemente no podÃa aceptar las palabras de Haizens.
- Latille.
Haizens miró a Latille con una expresión inesperada, una con los ojos llenos de sorpresa.
- Si es porque no confÃas en mÃ, lo entiendo, asà que haré un juramento en el templo sagrado. Te lo ruego, asà que por favor ...
- ¿Debo ser honesto? TodavÃa te amo, pero después de cinco años, serÃas el hombre de otra mujer. Ahora que Aini Tour de la Daga se ha interpuesto entre nosotros dos, ahora los dos somos extraños.
- Nunca la amaré.
- Incluso si no lo haces, ella será tu esposa y yo solo soy la Princesa del paÃs vecino. Si quiere separarse, hágalo ahora antes de casarse. ¿De verdad vas a desperdiciar cinco años de tu vida matrimonial para esperarme? ¿Crees que me alegra oÃr eso?
Latille habló con determinación y se alejó. SabÃa que este era el curso de acción correcto. Si bien odiaba a su futura esposa, odiaba su posición y no su existencia en sà misma. Aunque fácilmente arrebató al hombre que amaba, Aini no lo tomó con malas intenciones. Tampoco accedió a ser destituida en cinco años. Haizens aceptó casarse con ella para convertirse en Emperador; si no hubiera hecho eso, habrÃa muerto.
- ¡Latille, por favor!
Las lágrimas corrÃan por el hermoso rostro de Haizens mientras se arrodillaba. Latille, que lo vio, le rompió el corazón.
- Latille, lo sabes. Incluso si te niegas a aceptarme, no puedo amar a nadie más, por favor ...
Latille negó con la cabeza y se fue.
*****
- Mi señora, ¿se encuentra bien?
Preguntó cautelosamente el comandante de la Guardia mientras Latille regresaba a sus aposentos y miraba fijamente por la ventana.
- No…
Ella respondió impotente mientras descansaba su frente en el marco de la ventana como una chica enferma.
"El marco de la ventana se siente fresco, pero mi mente está alborotada. Me sentà mejor cuando estaba en un estado de pura ira; es aún más difÃcil ahora con todos los pensamientos y sentimientos complejos. Además, las palabras de Haizens se repiten una y otra vez en mi mente y cada vez siento la necesidad de decir '¿por qué pasa algo cada vez?' SabÃa que Aini no se lo llevó con malas intenciones. Si el Duque no se hubiera rebelado en primer lugar, entonces no habrÃan hecho tal trato en primer lugar."
- No, pero no en cinco años ...
- ¿SÃ?
- No existe tal cosa.
Latille levantó su oÃdo con un gemido y se quitó los engorrosos guantes que todavÃa llevaba. Resultó que no se cambió los zapatos ni la capa.
"Me volvà loco y me puse mi ropa de viaje para reunirme con Haizens."
- ¿Debo llamar a una doncella para que le ayude a cambiarse de ropa?
- SÃ, por favor.
El comandante de los Caballeros de la Guardia salió de la habitación mientras decÃa: "Espera un minuto". Sin embargo, menos de un minuto después, regresó de inmediato y llamó a Latille.
- Eso fue rápido. ¿Qué ocurre? ¿Hay alguien ahi?
Cuando Latille preguntó, recordó su rostro lleno de vergüenza. No parecÃa que se tratara simplemente de no ver a la doncella. ¿Qué más? La expresión de Latille se ensombreció.
- ¿Por qué?
- Lady Aini está en la puerta. "Quiero ver a la Princesa", dice, ¿qué debo hacer?
"Aini Tour de la Daga, ¿la futura esposa de mi ex amante? ¿Por qué quiere conocerme?"
Latille frunció el ceño.
"Ya estoy molesto por Haizens. ¿De verdad tengo que verla? Realmente no tengo ganas."
El comandante de la Guardia que notó sus gestos decidió hacer una sugerencia.
- Si mi señora lo desea, la veré en su lugar.
Fue una oferta tentadora, pero Latille la rechazó.
- Esta bien. Como estoy aquà como lÃder de la delegación, no puedo evitarla de todos modos.

"DeberÃa haberle dicho que viniera más tarde", pensó Latille con pesar, pero no podÃa decirle que regresara. Ella ocultó sus pensamientos, sonrió y extendió su mano hacia ella.
- Encantado de conocerte, Lady Aini.
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