Hombres del Harem - Capítulo 11

 


Capítulo 11: Todo lo que quiere esa chicha es a mí.


Haizens revisó y confirmó el contenido de la carta varias veces, sin embargo, no importó cuánto leyó el contenido no cambió.

- Ah....

Haizens quedó atónito y se tocó la frente. Sintió una fiebre alrededor de los ojos y un hormigueo en la cabeza como si lo hubieran golpeado. "¿Latille realmente envió una carta como esta? ¿Latille?" Haizens arrugó la carta y miró al representante de la delegación que la traía, como si él fuera el causante de todas esas cosas. El representante de la delegación estaba confundido, luego se encogió de hombros con expresión asustada, se percibía una atmósfera desagradable.

"Latille.... Latille.... Latille...."

Haizens arrugó la carta con cuidado, se la puso en una mano, la apretó como una pelota y se tomó un momento para respirar. Inmediatamente, las palabras para arrastrar y matar al delegado se dispararon hasta su garganta. Detrás del desesperado representante de la delegación, la apariencia de Latille sonriendo torcidamente era agradable a la vista. Lo mismo sucedió con levantar el tercer dedo. Tenía que decir cualquier cosa. No podía pensar en nada que decir. Aun así, su cabeza estaba como un papel en blanco. Después de permanecer en silencio durante mucho tiempo y mirar solo a los delgados, Haizens logró decir una palabra.

- No se puede hacer.

El representante de la delegación abrió mucho los ojos.

- Su Majestad....

El Conde Bretta nunca imaginó que Haizens rechazaría la oferta.

- Habla con el Emperador de Tarium. No se pueden enviar concubinas.

- Sin embargo....

¿Qué clase de mierda era esta? No iban a entregar concubinas a Tarium, el representante de la delegación se tragó las palabras que se habían elevado hacia su boca. Si dijera eso, el Emperador de Karrisen realmente iba a empuñar una espada y su vida era demasiado preciosa para ser asesinado por una palabra, incluso si más tarde el Emperador Lastrasille dijera "¡No pueden hacer su trabajo, insectos!" Aún estaría vivo.

*****

Después de que la Emperatriz Lastrasille se confesara hace tres años y se escapara sin saludar, el Príncipe Klein, cuyo orgullo estaba herido, decidió olvidarse de ella. Pensó que era la única forma de mantener su orgullo herido. Sin embargo, el Imperio Tarium era demasiado poderoso, las malditas noticias de ese país aparecieron por todas partes y lo estimularon, incluso si trataba de llamar su atención. En los últimos años se han escuchado noticias particularmente sorprendentes, la Princesa Lastrasille que lloraba borracha ese día, fue coronada Emperador de Tarium.

- Tarium también está en problemas.

El espíritu bebedor del Emperador era muy malo... Klein se molestó por nada y refunfuñó por dentro. Pero sorprendentemente esa noticia no fue el final, el Emperador recién coronado, envió una delegación directamente a Karrisn para relaciones diplomáticas. Tan pronto como Klein escuchó la historia, su orgullo se sintió herido.

- Obviamente está diciendo que me envíe.

Solía huir porque estaba avergonzada, pero ahora que tiene un poder sin precedentes, estaba seguro de que quiere llevárselo. Era una historia obvia.

- Ah... me estoy volviendo loco.

Klein actuaba absurdamente, exhalaba y barría su cabello plateado el cual le caía por sus ojos.

- Es realmente ridículo.

"¿Sí?" Y volvió a preguntar.

- ¿Yo?

- No tú. El Emperador Lastrasille del Imperio Tarium.

El asistente miró a Klein con expresión confusa. ¿Qué estaba diciendo de la nada? Desde hace tres años, el Príncipe Klein siempre ha estado recibiendo informes de la Emperatriz Lastrasille. No le ordenaron informar, sin embargo, donde quiera que lo escuche cada vez siempre recibía el informe. La reacción del Príncipe era casi similar. Estaba ansioso y luego de vez en cuando susurraba palabras desconocidas.

- ¿Eres bastante paciente? ... Debido a que estoy ocupado, debo haberlo olvidado.

- ¿Majestad? ¿Por qué haces esto?

- Esto es solo para la posición de concubino, no para ser la Emperatriz masculina. No es nada agradable.

- ¿Es así?

El asistente parpadeó estúpidamente. Todavía no podía entender las palabras del Príncipe Klein, sin embargo, originalmente, el Príncipe Klein no era una persona que explicará bien las cosas. Lo mismo es hoy, Klein se quejó de l que tenía que decir y, sin dar explicaciones le estrechó la mano para dejar salir al asistente. Pero incluso luego de que se fue, Klein no pudo deshacerse de su mal humor durante mucho tiempo. Karrisen no era un país pequeño, era un país a la altura del Imperio Tarium, pero queriendo al Príncipe de un país tan grande, ¿Cómo piensas en ponerlo como una concubina? Cuanto más lo pensaba, más repugnante era. No debes responder, pensaba Klein con frialdad, dado que Latille se había escapado dos veces, ¿no sería justo hacerla pagar? Pero los planes ambiciosos de Klein fueron derrocados antes de ser ejecutados. Fue por el asistente que volvió corriendo una hora más tarde y dijo.

- ¡Su Majestad! ¡Su Majestad acaba de enviar de vuelta a los enviados de Tarium! Ya que no había una persona adecuada para enviar a Tarium como concubino.

En lugar de mirarse en el espejo, Klein miró al asistente.

- ¡¿Qué?! ¿Los enviaron de vuelta?

En ese momento aterrador, el asistente se retiró.

- No yo, sino Su Majestad....

*****

- ¡Hermano!

Cuando Klein abrió la puerta de golpe y entró corriendo a la oficina, Haizens se sentó en una gran silla de trabajo, mordió un cigarrillo y frunció el ceño.

- Klein ¿Esa mano no sirve de nada? ¿No sabes cómo tocar la puerta?

- Se usa para derrotar a los caballeros que me estaban bloqueando.

Haizens abrió la boca, dejando que el humo estalle lentamente, como si revelará su corazón.

- Te has vuelto más guapo Klein.

- ¿Es en serio?

- Ya lo dije.

- ¡Eso no!

Klein saltó varios escalones a la vez, se acercó a su nariz, tiró de una silla pequeña y se sentó. Haizens entrecerró los ojos mientras sacaba el cigarrillo de la boca con una mano.

- Para hacer una pregunta di la oración correctamente.

- ¡¿Enviaste de regreso a la delegación de Tarium?!

- Pobre de mí.

- ¿Lo hiciste hermano?

- ¿Hay alguien más que podría hacerlo?

Cuando Haizens se río levemente, como si preguntara si existía una persona así, Klein protestó.

- ¿Estas loco? ¿Por qué los envías de vuelta?

- Tú estas loco. Puedo ser tu hermano, pero ahora soy el Emperador, Klein.

Klein gimió y no pudo refutar esa parte. Klein finalmente bajó un poco la voz.

- Quiero decir, es posible que desees luchar contra Tarium. ¿Fue hace dos o tres años que recibiste concubinas de Tarium, verdad? ¿Cuál era su nombre...? De todos modos vino alguien, ¿Quién fue?

Haizens frotó silenciosamente el cigarrillo sobre el escritorio y lo apagó, Klein se sintió avergonzado y estropeó su impresión.

- ¿Qué ni siquiera sabes su nombre? ¿No es tu concubina?

- Ve al tema principal.

- ¿Cómo puedes aceptar las concubinas y decir que no darás nada a cambio? ¿Crees que Tarium lo dejará pasar? ¿No se ofendería? Podría pensar que es un acto de negligencia. No debes negarte a menos que los ignores. Recibir y no dar, ¿no es desagradable?

- No hay nadie que pueda ir. El hijo del Primer Ministro está casado y el hijo del Gran Duque es el único hijo, por lo que no puedo enviarlo al extranjero. Además en la Familia Real, solo hay mujeres.

Klein juntó las manos en silencio sobre el escritorio de Haizens y se señaló a sí mismo con los dedos. Haizens enarcó una ceja con rigidez.

- ¿Tú? ¿Vas a ir tú?

- Tú lo dijiste hermano. No hay nadie que pueda ir, ¿no estás diciendo que no hay nadie más quien pueda ir además de mi?

Sin embargo, Haizens se negó, como si no tuviera la necesidad de pensarlo.

- No.

La voz fría golpeó a Klein con frustración.

- Hermano, ¿no lo sabes?

- ....

- El Emperador Lastrasille envió la delegación pesando en mí.

Su expresiones se volvieron ambiguas.

- ¿Por qué? ¿Por qué crees que pidió concubinos pensando en ti Klein?

- Mi hermano lo dijo, no hay nadie más que pueda ir excepto yo.

- ....

- Sabes, por cierto ¿no piensas que podrían haber enviado una delegación preguntando por mí?

- ...

- No me importa ir allí, hermano. De todos modos, le gusto... Mmm. El nombre de Karrisen es muy valioso, así que intentaré hacerlo bien y luego convertirme en la Emperatriz masculina.

Haizens miró a Klein con la boca cerrada por un momento y luego le dijo.

- Sal. Estoy ocupado.

Después de que Klein se fue, Haizens golpeó el escritorio. Se puso una mano en la cabeza y miró el techo. Las espléndidas y magníficas pinturas del techo parecían burlarse de él en voz alta.

- Latille, ¿no estaras tratando de vengarte de mí de esta manera?

*****

- Whoa... Sir Sernut, mira este.

Latille murmuró al comandante, como si fuera desagradable. Después de liderar a los guardias y ayudar a Latille en la lucha contra Tratala, el comandante de los caballeros Sernut, naturalmente, se convirtió en el ayudante más cercano de Latille y aún se encontraba en el puesto de comandante. Desde que asumió el cargo de comandante de los caballeros a una edad excepcionalmente joven, asumieron dos generaciones de Emperadores, pero el comandante Sernut era aún más joven que los demás comandantes de los caballeros. Sin embargo, la razón por la que el ayudante de Latille miró al comandante de los caballeros con insatisfacción no fue porque fuera joven. Personalmente, es como un amigo del ex Príncipe Lean y un hermano que ha estado cerca de Latille desde la infancia, pero ahora Latille y Sernut tienen una relación entre Maestro y subordinado. Pero Latille aún trataba a los Caballeros de Sir Sernut como cuando no era Emperador, y los caballeros lo aceptaron naturalmente, así que por esa razón no estaba contento. Aun así, ¿no debería el Comandante Sernut ser formal por su cuenta? Sin embargo, a pesar de que notó su mirada penetrante, Sir Sernut miró el documento señalado por Latille, quien no se había percatado de nada.

- ¿Qué es?

Sin embargo tan pronto como vio los papeles, la expresión de Sernut, que era torpe, se distorsionó. Latille casualmente chasqueó la lengua porque no podía ver la expresión de Sernut sobre su hombro.

- ¿No lo sabes? Estas son las personas que enviaron documentos diciendo que serían mis concubinas.

Los ojos del comandante Sernut estaban escaneando los documentos más rápido que nadie. Apilados hoja por hoja de papel muy fino, de unos quince centimetros de altura. Se estima que el número de solicitantes debería de ser cientos. El jefe de personal también se olvidó de mirar al comandante Sernut.

- Pensé que habría muchos postulantes, pero hay más de los que esperaba. Tengo que arreglarlo, Su Majestad.

- Ya veo. Pensaba tener solo cinco personas. Aplicaron más de los que pensaba.

El jefe asintió y abrió los ojos.

- ¿Pensaba....?

- Las mentes humanas no saben cómo y cuándo pueden cambiar. Ahora mismo estoy actuando como buen Emperador, pero podría cambiar de opinión más tarde.

Mientras el ayudante murmuraba desolado, Latille negó con la cabeza mientras hojeaba el papel con el pulgar, luego chasqueó su lengua, levantando sólo el documento superior.

- Por cierto, no esperaba que Lanamun Atraxi se postulará como una concubina.

Los documentos que recogió Latille eran del Duque Atraxi, cuyo nombre era Lanamun Brotcia de Atraxi. Ese era el nombre del hijo mayor del Duque Atraxi.

- Por su personalidad, él no podría haberlo hecho, debió haber sido empujado por el Duque de Atraxi, ¿verdad?

Latille dejó los papeles mientras chasqueaba la lengua.

- Es lamentable.

No son muy cercanos y no son los que quedan buenos recuerdos. Sin embargo, cuando pensó en Lanamun, que se convertiría en concubina porque su padre lo obligó sintió un poco de compasión.

- Creo que el Duque Atraxi es más codicioso de lo que pensaba. Estás empujando a ese niño orgulloso a ser una concubina.

Mientras chasqueaba la lengua una vez más, Latille sacó los papeles de Lanamun al otro lado. Luego entregó el resto de los documentos al asistente.

- Pero el Duque Atraxi será un gran aliado, Lanamun será puesto incondicionalmente, uno vendrá de Karrisen, así que por favor seleccione los otros tres como aquellos que serán útiles.

- ¿Sólo debería seleccionar a aquellos que sean de ayuda? ¿O hay otros estándares que deba tener en cuenta?

Latille se echó a reír mientras enviaba una señal con forma de boca "Debería ser guapo"

- Tengo un gran ojo para eso.

El asistente le guiñó un ojo en señal de comprensión, luego tomó los documentos y se dirigió a su escritorio cercano. Cuando el asistente comenzó a escanear los papeles con expresión seria, Latille bostezó y se desperezó. Pasaron rápidamente cuarentena y cinco días, durante la primera semana, estaba tan ocupada que todo su cuerpo le pesaba. La gente dice que se acostumbra a donde vaya, y ahora se había acostumbrado a su agenda apretada. Como se convirtió en Princesa Heredera a toda prisa, tuvo que digerir la educación del sucesor más rápido que lo normal.

"Muy pronto, la delegación enviada a Karrisen también llegará. ¿Qué tipo de respuesta se le ocurrirá a Haizens?" La boca de Latille se levantó con rencor. Por supuesto, no puede negarse.




























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