Capitulo 1
El cuerpo de Annette se
balanceó frenéticamente y agarró con fuerza las sábanas en sus manos. Su
conciencia estaba a punto de escaparse y sus piernas seguÃan temblando
lastimosamente.
Pero las manos musculosas
que se extendÃan detrás de ella no estaban dispuestas a dejarla
descansar. El hombre agarró su voluminoso trasero y lo
levantó. Mientras lo hacÃa, su cintura se sacudió más intensamente.
Lo que la golpeó
profundamente por dentro, fue muy duro y pesado y habÃa mucho lÃquido pegajoso
entre sus piernas. Ya la habÃa estado conduciendo durante horas sin
cansarse.
"Hmm, hmm, ahora
detente…." Annette sollozó y suplicó. Ella estaba muy agotada.
Con su largo cabello
rubio despeinado sobre la cama, la piel enrojecida y los ojos llorosos, era tan
encantadora y tentadora que era suficiente para que los hombres quisieran
masticarla y tragarla.
'Voy a tragarla entera
algún dÃa'.
Los ojos azules del
hombre que miraba a Annette eran aún más horribles. El cuerpo del hombre,
que la presionó hacia abajo, era tan grande y musculoso, que ni siquiera se
podÃa ver el pequeño cuerpo de Annette desde afuera.
Cuando dejó escapar un
gruñido mientras golpeaba su grueso pene profundamente dentro de ella, Annette
sintió como si estuviera siendo atacada por una bestia. Su pequeño cuerpo
se estremeció con solo pensarlo.
“Es... es demasiado
difÃcil. Más despacio... Aah... ahora detente... ¿por favor?"
Una gota de lágrima
corrió por las pálidas mejillas de Annette. El hombre hizo una breve
pausa, pero fingió que no le afectaban las lamentables súplicas de
Annette. Bajó la mano y le pasó los dedos por el clÃtoris. Annette
tembló cuando sus dedos juguetearon con su vagina caliente. Sus dedos, que
habÃan sostenido muchas espadas, eran inusualmente firmes y ásperos, haciéndolo
más estimulante.
Fingió ignorar la
sensible respuesta de Annette y con picardÃa golpeó el clÃtoris
hinchado. Annette gimió cuando un excitante placer se apoderó de su
cuerpo. El hombre retiró la mano y la acercó a ella. La mano que
estaba jugando con su clÃtoris justo antes, estaba empapada en sus fluidos de
amor.
El hombre lamió la miel
transparente que cubrÃa sus manos y estiró las comisuras de su boca en una
sonrisa y dijo:
“¿Quieres que deje de
hacer esto? Es gracioso porque tus labios inferiores me aprietan con fuerza
ahà abajo. Pero tu labio superior es tan engañoso como tu familia, Annette".
Annette miró los ojos
resentidos del hombre y sus hermosos labios. Su rostro frÃo y labios rojos
y regordetes le daban una belleza sensacional que incluso podÃa poner celosas a
las mujeres. Sin embargo, las palabras que salieron de esos labios fueron
amargas y obscenas.
Cuando enfrentó sus ojos
llorosos y vidriosos de lujuria, se emocionó extrañamente. Su pene
enterrado profundamente dentro de ella se retorció como una criatura viviente,
creciendo más en volumen. Una sorprendida Annette apretó sus entrañas
reflexivamente, haciendo que el hombre frunciera el ceño. Sintió que no
podÃa contenerse más y comenzó a empujar de nuevo.
“Shh, Annette. Si
realmente quieres que deje de hacerlo, no abras ese sucio agujero. Me
estoy volviendo loco aquà porque quiero exprimirlo ahora mismo. Si quieres
terminar esto rápidamente, abre más las piernas".
Las palabras lascivas que
salÃan de la boca del hombre molestaron a Annette y la hicieron sentir muy
avergonzada. El hombre, que habÃa terminado de hablar, comenzó a sacudir
su cintura con seriedad.
Cada vez que él cavaba
profundo, sentÃa como si sus entrañas se ahogaran y ardieran. Cuando su
pene duro y rÃgido asomó las paredes interiores calientes sin piedad, sus ojos
se volvieron blancos de placer. El pequeño agujero, que ya habÃa conocido
la alegrÃa de las aventuras amorosas, temblaba lastimosamente pero aún se
apretaba alrededor de sus genitales como si se sintiera abrumado por la alegrÃa.
"¡Oh uh uh uh
aah!"
Respiraciones calientes y
besos llovieron sobre su delgado cuello y hombros. Se unieron cuerpos
cubiertos de sudor. Extremidades desnudas entrelazadas fuertemente en la
oscuridad...
Unas manos grandes
tomaron el rostro de Annette hacia un lado y una lengua gruesa se inmiscuyó en
su boca.
Annette aceptó el placer
que le brindó. Cuando el pene grueso apuñaló sus entrañas, se sintió tan
bien que no pudo pensar en nada más. Cuanto más intensa se volvÃa la
inserción, más se frotaban sus paredes internas, dejándola gritando de placer.
Aterrorizada por la
naturaleza aparentemente interminable de la aventura, sin saberlo, Annette se
arrastró lejos de él, en la cama. TenÃa miedo del calor de su cuerpo y los
movimientos bruscos que podrÃan aplastarla. Sin embargo, la bestia que ya
habÃa probado su dulce presa no tenÃa intención de dejarla ir. Presionó
sus grandes manos en su espalda como para bloquear por completo todas sus rutas
de escape.

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